[:es]Con los especialistas del Centro Dental Macía odontología de la excelencia en el Área de Santiago de Compostela, profundizamos en el conocimiento, y el juicio, a unas muelas muy, muy ‘caprichosas’: las muelas del juicio. También llamadas cordales, de cordura, son el tercer molar que suele aparecer entre los 17 y los 25 años, pudiendo incluso no hacerlo nunca. Se llaman ‘del juicio’ ya que a la edad en que aparecen se supone que las personas somos mucho más juiciosas que cuando aparece el resto de la dentición definitiva. 

 

 

Existen cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, y se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca. Cuando salen sanas y alineadas correctamente, estas muelas son un aporte valioso a la boca. Sin embargo, es muy común que las muelas del juicio salgan torcidas. Cuando salen de esa forma pueden apretar las estructuras en la boca, dañar los dientes vecinos (los hacen más propensos a la caries y la placa), la mandíbula e incluso los nervios. Cuatro son los tipos de retención que provocan en función de la línea de posición que manifiestan, esto es: Retención horizontal, retención angular o retención vertical.

 

Imagen de una retención horizontal

Ejemplo de una retención angular

Imagen de retención horizontal

También sucede que las muelas del juicio pueden salir parcialmente, lo cual las hace propensas a caries y a otras enfermedades porque son difíciles de alcanzar con el cepillado y la seda dental, lo que favorece la acumulación de bacterias. Esto sucede porque no tienen suficiente espacio en la boca para salir completamente.

De los problemas con las cordales y de las medidas que se pueden tomar hemos hablado con la Dra. Raquel Moar responsable de las cirugías, junto al Dr. Macía, del Centro Dental Macía.

 

-Existe un debate permanente sobre la utilidad de las muelas del juicio. ¿Qué papel desempeñan y cuál desempeñaron en el pasado?

Actualmente solo son útiles si están bien posicionadas. A menudo esto no es así, ya que los cordales muchas veces están impactados en los segundos molares o ni siquiera se llegan a formar. En el pasado, en cambio, tenían un gran papel debido al tipo de alimentación humana.

-¿Es cierto que evolutivamente tendemos a perderlas?

Sí. Evolutivamente tienden a desaparecer ya que la dieta actual y la de nuestros ancestros son muy distintas. Hace miles de años, la dieta era mucho más dura, a base de cereales, y por ello se necesitaban maxilares más grandes, potentes y con más muelas. Actualmente, son más pequeños y a menudo no queda espacio para las muelas del juicio. O ni siquiera se llegan a desarrollar.

-¿Una dentadura sin muelas del juicio está incompleta?

No. La función masticatoria se lleva a cabo perfectamente sin ellas.

-¿En qué casos es necesaria su extracción?

La extracción debe realizarse cuando existe un riesgo de dañar estructuras adyacentes como los segundos molares (suelen provocar caries por impactación), o el nervio dentario inferior. También debe estudiarse su extracción en caso de patología en la articulación temporo-mandibular por maloclusión, por un quiste dental asociado u otras complicaciones tumorales e incluso por desplazamientos dentarios. También en caso de infección recurrente de tejidos pericoronarios.

-¿Cuándo no es aconsejable?

Siempre que el riesgo–beneficio no justifique la extracción. En estos casos se pueden realizar resecciones de encía para minimizar el trauma de los tejidos adyacentes y la inflamación por impactación.

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Las muelas del juicio, también llamadas cordales (de cordura), son el tercer molar que suele aparecer a las edades entre 17 y 25 años, pudiendo incluso no hacerlo nunca. Se llaman muelas del juicio ya que a la edad en que aparecen se supone que la persona tiene un juicio más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición definitiva.

Existen cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, y se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca.

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Cuando salen sanas y alineadas correctamente, estas muelas son un aporte valioso a la boca. Sin embargo, es muy común que las muelas del juicio salgan torcidas. Cuando salen de esa forma pueden apretar las estructuras en la boca, dañar los dientes vecinos (los hacen más propensos a la caries y la placa),  la mandíbula e incluso los nervios.

También sucede que las muelas del juicio pueden salir parcialmente, lo cual las hace propensas a caries y a otras enfermedades porque son difíciles de alcanzar con el cepillado y la seda dental, lo cual hace que se acumulen bacterias. Esto sucede porque no tienen suficiente espacio en la boca para salir completamente.

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De los problemas con las cordales y de las medidas que se pueden tomar hemos hablado con la Dra. Raquel Moar responsable de las cirugías, junto al Dr. Macía, del Centro Dental Macía.

-Existe un debate permanente sobre la utilidad de las muelas del juicio. ¿Qué papel desempeñan en nuestra dentadura y cuál desempeñó en el pasado?

Actualmente, solo son útiles si están bien posicionadas. A menudo esto no es así, ya que los cordales muchas veces están impactados en los segundos molares o ni siquiera se llegan a formar. En el pasado, en cambio, tenían un gran papel debido al tipo de alimentación humana.

-¿Es cierto que evolutivamente tendemos a perderlas?

Sí. Evolutivamente tendemos a perderlos ya que la dieta actual y la de nuestros ancestros son muy distintas. Hace miles de años, la dieta era mucho más dura, a base de cereales y por ello se necesitaban maxilares más grandes, potentes y con más muelas. Actualmente, son más pequeños y a menudo no queda espacio para las muelas del juicio. O ni siquiera se llegan a desarrollar.

-¿Una dentadura sin muelas del juicio está incompleta?

No. La función masticatoria se lleva a cabo perfectamente sin ellas.

-¿En qué casos es necesaria su extracción?

La extracción debe realizarse cuando existe un riesgo de dañar estructuras adyacentes como los segundos molares (suelen provocar caries por impactación), o el nervio dentario inferior. También debe estudiarse su extracción en caso de patología en la articulación temporo-mandibular por maloclusión, por un quiste dental asociado u otras complicaciones tumorales e incluso por desplazamientos dentarios. También en caso de infección recurrente de tejidos pericoronarios.

-¿Cuándo no es aconsejable?

No es aconsejable cuando el riesgo–beneficio no justifica la extracción. En estos casos, se pueden realizar resecciones de encía para minimizar el trauma de los tejidos adyacentes y la inflamación por impactación.[:]

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