por adminmacia | Ago 2, 2018 | Clínica, Salud
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Llegó el buen tiempo, las temperaturas altas y el ocio de las vacaciones; llegan también riesgos importantes para nuestra boca. Entre el 15% y el 20% de los españoles, según las estimaciones más optimistas, dejan sus rutinas de higiene dental en mayor o menor medida durante los meses de verano. Una actitud descuidada que provoca importantes consecuencias en la salud bucodental: la más grave de ellas el aumento descontrolado de la placa bacteriana. En el Centro Dental Macía nos hemos hecho algunas preguntas y elaborado para vosotros una interesante infografía con las alertas y las recomendaciones más útiles. Somos dentistas de referencia en el Área de Santiago de Compostela y defendemos una odontología de la excelencia, de las personas y de la prevención; por eso queremos que el verano sea completo y saludable, también para vuestra boca.
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por Macia | Jun 7, 2017 | Clínica, Salud
[:es]Pronto se estabilizarán las temperaturas y los desajustes primaverales de la climatología. El verano está al caer y las vacaciones irán llegando. Si en alguna época del año debemos extremar nuestras medidas de higiene bucodental, esa es la estación del sol y la playa; la del terraceo y los ‘excesos’ gastronómicos. En verano se relajan nuestras costumbres, pero no pueden relajarse nuestras precauciones. La salud dental del resto del año está en juego. Dicho lo cual, ¿cómo nos influye el buen tiempo?
La comida
Es una consecuencia lógica de un invierno y otoño casi siempre duros, pasados por agua o frío, con menos luz y menos vida social. Salimos menos a comer o cenar fuera, viajamos menos y siempre tenemos ‘a mano’ nuestra higiene dental en casa. En verano no: los desplazamientos son constantes y tapeamos, picamos, comemos y cenamos fuera de casa. Nuestra boca lo nota.
El cepillado dental se resiente al relajarse las buenas costumbres; la incomodidad o la falta de hábito nos hace movernos sin cepillo ni pasta dental y, en la práctica, estamos eliminando el obligado cepillado posterior a cada comida. Horarios distintos y deshoras permanentes agravan esta situación, y con el paso de los días, se van acumulando más y más comidas, cañas, cenas, picoteos y parrilladas a ‘caño libre’ para la generación de ácidos y bacterias; siempre atentas y felices ante la falta de higiene oral. La caries vivirá entonces momentos felices.
En verano nos permitimos más excesos en la alimentación. Tendemos a consumir más alimentos azucarados y menos saludables. Además, no solemos ceñirnos a las tres comidas habituales. La confluencia de estos dos factores -menos calidad, más cantidad-, provoca un ataque sin contemplaciones a nuestra boca traducido en caries dental y seria afectación del esmalte.
La bebida
Por si la comida no fuese suficiente, la bebida -más abundante de lo normal por las altas temperaturas, va y lo complica todo aún más. Tenemos mayor tendencia a consumir en verano bebidas azucaradas, o más ácidas de lo normal, con el consiguiente desgaste del esmalte dental.
También en verano tendemos a consumir más alcohol y su consumo merece una reflexión a parte. Las bebidas alcohólicas son bebidas muy ‘sociales’ y su ingesta está directamente relacionada con las vacaciones, el relax, los amigos y las celebraciones en general. Es fácil caer en la tentación de ‘las copas de verano’, pero tenemos que ser conscientes de que el consumo excesivo de cócteles azucarados y bebidas con alcohol comportan más caries. Si a ello añadimos que las bebidas alcohólicas están incluidas por la literatura médica entre los factores de riesgo en cáncer oral se impone una actitud comedida y responsable al respecto de su consumo.
Más riesgos
La práctica deportiva, más habitual y más abundante con el buen tiempo, provoca un aumento significativo de los accidentes. La rotura y la pérdida de dientes son comunes y suelen tener en las caídas en la piscina o en los golpes de pelota su principal origen.
Al aumento de riesgos deportivos sumaremos, al sol del veraneo, la necesidad de proteger la piel en general y los labios en particular. Son una zona muy delicada de nuestro cuerpo; sensibles y delicados, sufren con facilidad la excesiva exposición a los rayos solares y, en situaciones extremas, se queman gravemente y derivan en cáncer oral.
Por todo lo dicho es necesario tomar un mínimo de precauciones genéricas para evitar que el verano se convierta en un mal trago para nuestra salud. De manera sintética os recomendamos:
Beber agua de manera abundante; no excederse en el consumo de alimentos azucarados; tener al día tus revisiones dentales antes de marcharte de vacaciones y, lo más importante, no saltarte el cepillado dental al menos en dos de las comidas del día. Disfruta el verano, pero disfrútalo con salud.
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Pronto se estabilizarán las temperaturas y los desajustes primaverales de la climatología. El verano está al caer y las vacaciones irán llegando. Si en alguna época del año debemos extremar nuestras medidas de higiene bucodental, esa es la estación del sol y la playa; la del terraceo y los ‘excesos’ gastronómicos. En verano se relajan nuestras costumbres, pero no pueden relajarse nuestras precauciones. La salud dental del resto del año está en juego. Dicho lo cual, ¿cómo nos influye el buen tiempo?
La comida
Es una consecuencia lógica de un invierno y otoño casi siempre duros, pasados por agua o frío, con menos luz y menos vida social. Salimos menos a comer o cenar fuera, viajamos menos y siempre tenemos ‘a mano’ nuestra higiene dental en casa. En verano no: los desplazamientos son constantes y tapeamos, picamos, comemos y cenamos fuera de casa. Nuestra boca lo nota.
El cepillado dental se resiente al relajarse las buenas costumbres; la incomodidad o la falta de hábito nos hace movernos sin cepillo ni pasta dental y, en la práctica, estamos eliminando el obligado cepillado posterior a cada comida. Horarios distintos y deshoras permanentes agravan esta situación, y con el paso de los días, se van acumulando más y más comidas, cañas, cenas, picoteos y parrilladas a ‘caño libre’ para la generación de ácidos y bacterias; siempre atentas y felices ante la falta de higiene oral. La caries vivirá entonces momentos felices.
En verano nos permitimos más excesos en la alimentación. Tendemos a consumir más alimentos azucarados y menos saludables. Además, no solemos ceñirnos a las tres comidas habituales. La confluencia de estos dos factores -menos calidad, más cantidad-, provoca un ataque sin contemplaciones a nuestra boca traducido en caries dental y seria afectación del esmalte.
La bebida
Por si la comida no fuese suficiente, la bebida -más abundante de lo normal por las altas temperaturas, va y lo complica todo aún más. Tenemos mayor tendencia a consumir en verano bebidas azucaradas, o más ácidas de lo normal, con el consiguiente desgaste del esmalte dental.
También en verano tendemos a consumir más alcohol y su consumo merece una reflexión a parte. Las bebidas alcohólicas son bebidas muy ‘sociales’ y su ingesta está directamente relacionada con las vacaciones, el relax, los amigos y las celebraciones en general. Es fácil caer en la tentación de ‘las copas de verano’, pero tenemos que ser conscientes de que el consumo excesivo de cócteles azucarados y bebidas con alcohol comportan más caries. Si a ello añadimos que las bebidas alcohólicas están incluidas por la literatura médica entre los factores de riesgo en cáncer oral se impone una actitud comedida y responsable al respecto de su consumo.
Más riesgos
La práctica deportiva, más habitual y más abundante con el buen tiempo, provoca un aumento significativo de los accidentes. La rotura y la pérdida de dientes son comunes y suelen tener en las caídas en la piscina o en los golpes de pelota su principal origen.
Al aumento de riesgos deportivos sumaremos, al sol del veraneo, la necesidad de proteger la piel en general y los labios en particular. Son una zona muy delicada de nuestro cuerpo; sensibles y delicados, sufren con facilidad la excesiva exposición a los rayos solares y, en situaciones extremas, se queman gravemente y derivan en cáncer oral.
Por todo lo dicho es necesario tomar un mínimo de precauciones genéricas para evitar que el verano se convierta en un mal trago para nuestra salud. De manera sintética os recomendamos:
Beber agua de manera abundante; no excederse en el consumo de alimentos azucarados; tener al día tus revisiones dentales antes de marcharte de vacaciones y, lo más importante, no saltarte el cepillado dental al menos en dos de las comidas del día. Disfruta el verano, pero disfrútalo con salud.
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por Macia | Ago 27, 2014 | Clínica
El verano se acaba y ya estamos con la Vuelta al Cole. Toca llenar las mochilas de libros, libretas, lápices,… Es tiempo de comprar la nueva ropa de cara a la próxima estación, pero también es el momento idóneo para revisar la salud bucodental de nuestros hijos. Una revisión nos dejará mucho más tranquilos para iniciar con fuerzas el nuevo curso escolar.
Está comprobado que en verano todos descuidamos nuestra higiene y alteramos nuestra dieta y nuestros hábitos de vida. Los más pequeños incluso más que los adultos. Helados, chuches, refrescos azucarados,… Después de casi tres meses es normal que los malos hábitos repercutan en la salud oral: Infecciones, gingivitis y caries son las principales causas de consulta al odontólogo en el mes de septiembre. En Centro Dental Macía tenemos a vuestra disposición una serie de tratamientos y ventajas para los más pequeños de la casa que seguro os interesarán.
1. Infecciones: las altas temperaturas, la falta de una adecuada higiene y la hidratación insuficiente suelen ser la causa de las infecciones orales. Con el calor nuestro organismo pierde más agua y si no la reponemos adecuadamente, se inicia un proceso de deshidratación que en la boca empieza con una disminución de la salivación, con lo que la saliva pierde su acción antibacteriana. Además tampoco puede arrastrar los restos de alimentos, lo que favorece la acumulación de placa y la aparición de la enfermedad de las encías. La poca salivación también favorece las infecciones por hongos y la aparición de aftas.
2. Caries: la relajación en los hábitos de higiene por los cambios de horarios durante las vacaciones, la dificultad de lavarse los dientes regularmente cuando se pasa el día fuera de casa, el mayor consumo de bebidas azucaradas y helados son factores que favorecen la proliferación de microorganismos en la boca y la aparición de la tan temida caries. Es normal que los padres bajemos más la guardia durante las vacaciones con la rigidez de lavarse los dientes después de cada comida. Por eso, es muy conveniente comprobar cuanto antes que la temida caries no está actuando en los dientes de nuestros hijos.
3. Enfermedad Periodontal: Tanto la relajación en la higiene como la poca hidratación y las dietas desequilibradas favorecen la acumulación de placa y la inflación de las encías, que si no se trata a tiempo puede dar lugar a la enfermedad periodontal.
4. Traumatismos dentales no tratados: durante las vacaciones aumentan los traumatismos en los dientes. Los niños realizan más actividades al aire libre y por eso el riesgo se incrementa. En muchas ocasiones no acudimos al dentista con urgencia. Cuando, tras un traumatismo severo, se llega a salir el diente de su sitio (el alveolo dentario), es estrictamente necesario para la supervivencia de la pieza que el pequeño acuda al dentista dentro de las tres primeras horas, conservando el diente en leche o en suero fisiológico.
Si el traumatismo hubiera provocado la fractura de una parte del diente o la muela, cuanto antes se visite al dentista será mejor para evitar que se siga rompiendo, puesto que queda muy debilitada. Es frecuente que, cuando acuden a la consulta un mes o varias semanas después, las reconstrucciones son más aparatosas, más caras y, a veces, inviables.
Y aún así es posible que los niños sufran alguno de estos problemas y no seamos conscientes, por lo que se hace necesaria una visita de rutina antes de empezar el cole para poner remedio de forma precoz a estos problemas. Se trata de que los niños puedan gozar de una salud bucodental de hierro para poder hacer frente al nuevo curso sin más preocupaciones que las estrictamente académicas.
por Macia | Jul 1, 2014 | Clínica
Estamos ya en verano y para casi todos es época de vacaciones. Durante estos meses tendemos a relajar nuestros hábitos más saludables y, consecuentemente, se produce un aumento de las enfermedades bucodentales.
Por eso hay que tener muy en cuenta ciertos consejos para limitar las amenazas para nuestra salud oral. A continuación os explicamos qué cambios en la rutina nos pueden perjudicar:
-El cambio de residencia habitual hace que, salvo en casos de urgencia, acudamos al dentista con menor frecuencia.
-Las comidas copiosas, el exceso de alimentos ricos en azúcares.
-La tendencia a comer fuera de casa o entre horas hace que descuidemos nuestra higiene dental.
-El consumo de bebidas azucaradas como helados o refrescos pueden aumentar la sensibilidad dental.
-El café, el tabaco o el alcohol favorecen la proliferación de microorganismos en la boca.
-El calor, una mayor exposición al sol y el aumento de la actividad deportiva provocan que nuestro organismo pierda agua y la concentración de sales adecuada. Esta falta de hidratación incrementa la densidad de la saliva que pierde parte de sus propiedades lubricantes.
- -El buen tiempo nos anima a realizar deportes al aire libre: piscina, playa, bicicleta, senderismo, etc. Por esta razón se produce un aumento de los traumatismos dentales, especialmente en los niños.
¿Cómo proteger tus dientes en verano?
Sabemos los riesgos y toca buscar soluciones para evitar males mayores. Por eso, desde Centro Dental Macía os hacemos unas recomendaciones muy básicas para que la vuelta de vacaciones no tengamos que lamentar ciertos descuidos:
-Aprovecha el tiempo libre para pedir cita con tu dentista para una revisión y realizar los tratamientos que puedas necesitar.
-Procura cepillarte los dientes después de cada comida. Un cepillo de dientes de viaje te permite hacerlo en cualquier lugar. Si vas a ingerir alimentos entre comidas es conveniente que enjuagues la boca varias veces.
-Mantén una dieta saludable y equilibrada que incluya frutas y verduras frescas. Consume con precaución alimentos y bebidas azucaradas.
-Modera el consumo de alcohol y tabaco que pueden amarillear y dañar el esmalte dental.
-Los helados y bebidas muy frías que pueden incrementar la sensibilidad dental.
-Protégete del sol, especialmente en los labios utilizando una buena crema protectora.
-Ten cuidado cuando practiques deportes y actividades al aire libre que puedan producirte un traumatismo dental. En los deportes de riesgo es conveniente utilizar protectores dentales.
-Consume agua en abundancia para que tu boca esté bien hidratada y así evitar la aparición de infecciones e inflamaciones.
-Reduce el consumo de aperitivos (galletas, patatas fritas, frutos secos,..) entre horas.
Y aunque no estés cerca de tu clínica dental más cercana si tienes algún problema no esperes demasiado y acude al centro más próximo a tu lugar de vacaciones para un tratamiento de urgencia. Y a la vuelta tu dentista habitual completará el tratamiento si fuera necesario.
Con estos consejos estamos convencidos de que no tendrás ningún problema y que podrás disfrutar del merecido descanso sin que ello suponga un riesgo para tu salud bucodental. ¡Felices vacaciones a todos! Nosotros seguiremos de guardia y a vuestra disposición.
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